Mi juventud es parcho mal pensado, estigma elevado y promesa sin tiempo,
Mi voz se escucha a sí misma, mas hacia afuera callan mis gritos impetuosos, bajo la falacia de "ser" para un mañana;
Y qué soy en el presente? Deja de marchitar mis pétalos florecientes.
Qué soy si no puedo hablar? Qué soy si no puedo sentir? Expresarme, Vivir, Arriesgar, Pensar,
Soy joven para qué? Para gastar mis fuerzas y energías en vanidades?
Por qué me maltratas cuando decido ser ciudadano (a)?
Necesito un doctorado para ser escuchado (a)?
Me levanto y deseas mi caída,
Que no aspire ni respire mientras viejos robles vivan;
Me levanto, te cuestiono y actúas a mis espaldas,
Me levanto, te propongo y desechas mis ideas en el zafacón de tu ignorancia.
Mi juventud la consideras una bondad para tus fines, me conquistas para marcar tu rostro;
Mi juventud la consideras un contenido para acercar las masas silentes, mas oyes sin escucharme;
Mi juventud te ha parecido una amenaza y el relevo es un mito y ya las fiestas me cansan;
Mi juventud está vacía de ensueños, harta de promesas, en búsqueda de certezas y todo es incierto.
Guarda tus discursos fotocopiados, empieza con vehemencia a corregir tus faltas,
Dime con tu ejemplo cómo se construye un sueño de Nación, no pretendas captarme con una ovación;
Mi júbilo se acaba cuando deseas corromperme, abre los ojos hacia un horizonte diferente,
Ya no soy parte de una juventud taciturna, soy alma que florece y habla,
Que escucha y propone, que se atreve y toma decisiones;
Cuando me escuches para gobernar, y no pongas precio a mi dignidad,
Cuando respetes mi libertad, y no me censures por mi edad,
Cuando no busques en mí una seguidora de lealtad desmedida, sino un ente de decisión,
Cuando me permitas reclamar sin ser hostigada;
Y diferir de tus ideas sin ser quemada en la hoguera;
Allí, entonces, renacerá la esperanza de una juventud ansiosa, heterogénea
Mi juventud no está a la venta,
Y mi presente no es permutable,
Mi juventud no es del futuro, esas palabras tuyas me adormecen,
Y cuando despierte esta lozanía, ninguna artimaña podrá detenerle.
Elizabeth Mateo P.
12 de agosto 2010
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